Una imaginada conversacion con Pablo Neruda
 


Carlos Arredondo
Edinburgh,May-Sept 2004

Y al poeta lo tengo aquí sentado en una silla de leño.
Me atrevo y pregunto:

¿Como ha hecho usted poeta
para escribir soñadoramente
tanto
de todo y
tan acertadamente del
amor,
de la historia de Chile y de América,
la política,
del tomate, del congrio, el edificio, la cebolla y el calcetín ?
No solo esto,
clavar
con palabras de fuego,
lo que un día con Franco sucedió en España ?

A ver, a ver. Me responde el hombre de la gorra.
Escuche y no responda
Tratare de resumirle algunos aspectos de mi vida.

Mientras de joven miraba yo
los mares de Chile y después el de Rasgón,
el encanto virginal de las mujeres
me inspiraban a tener romances sin finales.
Estos galanteos, juntos a los juncos,
la oscura lluvia de Temuco,
los olores húmedos de la tierra,
el aroma de las comidas de mi madre,
unidos al trabajo ferroviario de mi padre,
dieron el primer aire puro a mis delicados pulmones sureños.

El increíble medio ambiente de la Araucanía,
El entorno con los Mapuches y sus volcanes,
Los copihues,
los cisnes de cuello negro, las fresas
los insectos,
y los apurados golpes
de hacha del colono Alemán:
llegando a Santiago,
me di cuenta de cuanto provinciano,
rico y pobre
era yo.
Y así a porrazos,
Me sorprendí de la vida
los elementos que la componen:
los incomparables paisajes donde
limitan la humanidad con su infinita historia.
La fauna con sus fantásticos insectos y animales,
y la flora con sus sorprendentes encantos y colores.
Comencé a descubrir mi ser, el valor de mi existencia, la de otros.
Me enamoré de las palabras y la poesía
y con ella,
su mágico poder sobre mi
y los demás.

Di un vuelco. Comencé a escuchar, ver, sentir, medir
descubrir que la pobreza era la de muchos y
la riqueza y el poder solo para unos pocos.
No porqué algún Dios lo había escrito así.
Pues que algunos lo querían:
los dueños de Chile.

Quise ser comunista y senador de la república
para ser uno más en
en el movimiento popular chileno.

Reventar las fauces de la oligarquía chilena
era de chiflado mas si es
sin fusil y escondido tímidamente debajo una capa negra.

Primero me sumergí para escribir poesía que hablara
de amores,
y después de mis experiencias,
de la historia de Chile,
de la historia pre-colombina, la contemporánea
y tantas otras cosas. A la manera hecha por los grandes muralistas mexicanos.

De esta manera,
entre verso y verso,
vino y pan,
pasiones y apegos,
pude ver claramente
una cuerda en llamas
dividiendo y quemando:
los santiaguinos de los provincianos,
los inquilinos de los capataces,
estos de los patrones,
la burguesía y el pueblo obrero,
los indios de los criollos,
los criollos de los mestizos,
las compañías extranjeras
con la riqueza de los pobres.
Sobre todo vi.
la cuerda inoxidable
que separa las leyes
esas:
una para los ricos y otra para los pobres.

Pensé también en "la justicia chilena";
que nunca se detiene
si descubre que eres un 'roto' del pueblo
y sin educación. Allí reina la injusticia.

A ver, a ver. Me dice el hombre de la boina.
Qué más puedo yo decirle.
Sigo callado. Reflexivo.
Me atrae su voz dormilona.

Fui omnívoro.
Viví observándolo todo para sacarme de encima los agobios de poeta.

Cristalicé con mi mirada el vaho de la tetera para ver
con entusiasmo,
no solo las mujeres que me atraían sino que
ayudarme a poner atención a todo:
los organismos orgánicos e inorgánicos como
el cobre, el salitre. Tan importante para mi plañidera patria.

En esto fui siempre un niño de campo,
coleccionista de sueños de por vida y
un incondicional
devoto de
estructuras simples
atañéndome su acción
como rumorosas apariencias utilitarias.
Como tal material poético,
cada cosa:
grande o pequeña,
fea o hermosa,
fue siempre valorada, sin sectarismos,
por mi prolífica fantasía pueblerina.
Así tenemos que,
con alegría, con orgullo,
en estos aporreados senderos artísticos,
mi lira, no se deshizo
sino qué
voló alto. Muy alto. Para nunca mas bajar de las alturas.
Ah!, Ah!, ah!
para hacerlo
Mi poesía tuvo primero
que teñirse de verde, de rojo y
educarse conmigo
para que yo la amase
como una respetada amiga.

No me fue difícil leer, y fue Gabriela Mistral quién
"me embarcó en esa seria y terrible visión de los novelistas rusos".
Debo decir que,
no me fue difícil liberarme
de las cadenas de la religión apenas pude.
Como comunista dije SI a mi propia independencia.
Quería comprender racionalmente con qué
luz transitaría yo
por los arduos caminos del alba
y ver en que crepúsculos depositaría
mis lagrimas de gozo y de rabia.

Todo estaba en encontrar las palabras que expresaran sentimientos justos.
Como las palabras que pronuncian, con convicción,
los honestos sindicalistas. Oh! Luis Emilio Recabarren
A estas palabras, que algún día serian mi testimonio,
las fui buscando con paciencia y esmero,
como quién uno busca un Mapuche, un Pascuense
o un Aimará para Presidente de Chile.

Yo, frágil de vocabulario, con lo que tenía,
fui hilvanando palabra con palabra y las hacia romper en sus propias silabas,
para justificar ideas que lo expresaran todo:
todo lo que yo sentía del amor
todo lo que yo veía en la desigualdad, en la injusticia
y como podía
unía y desunía las palabras, hacia pedazos el lenguaje
para que se formasen frases y mensajes
con cariño e imaginación.

Éstos impulsos creativos , a veces solitarios y caprichosos,
se fueron asociando astutamente y sin fanatismos
en verdes párrafos literarios.
Los párrafos se organizaron en miles de páginas sueltas
bulliciosas,
y éstas,
junto a los puntos, las comas, los espacios,
y algunos editores carismáticos;
se constituyeron
en un poderoso sindicato de textos literarios para despertar los
corazones femeninos y
amenazar los malos gobiernos,
a los imperialistas,
las dictaduras y los traidores rastreros
como Gonzáles Videla
y el General en Jefe del Ejercito Chileno: Augusto Pinochet Ugarte.
Estos libros de prosa y poesía,
Fueron, debo decirlo con inmodestia, sagaces fantasmas
para
los explotadores de obreros, campesinos y mineros.
.
Por poeta y político comunista me persiguieron.
Fui clandestino a caballo y en avión. Fui exiliado.
De la manera en que miles y miles de chilenos y chilenas tuvieron
que pedir asilo con la llegada de Pinochet al poder.

Por ser un buen bardo y a la vez oficial público
conocí tanta gente hermosa: chilenos y extranjeros.
Gente que amé con infinito respeto.
Viajé por tantas partes de Chile y del mundo,
vi tantas cosas.
Disfrute tanto. Fui feliz.

Ah! me olvidaba: El 3 de Septiembre de 1939 llegaron a Valparaíso, gracias a mis oficios y el gobierno chileno de la época, algunos miles de refugiados españoles.
Estuve contento entonces,
estoy contento ahora.
¿Como no hacer nada si Federico, Miguel, Rafael, hijos de España republicana, eran mis hermanos?

Te contaré algunas cosas amigo preguntón,
a modo de auto critica personal para
dormir tranquilo junto a todas mis sirenas.
Pero
primero debo pararme,
me siento incomodo en esta silla.

Frente a mi y muy cerca de las espumas del frio mar de Isla Negra,
tengo al premio Nóbel embuchado en su poncho
mirando en reposo sus caracolas y sus barcos embotellados.

Mis libros de fantasía poética con el pasar de los años
me convirtieron en héroe y en villano a la vez;
pregúntale a Pinochet
lo que su ejército se atrevió hacer en 1973
con tantos hijos de Chile
y mis apreciadas pertinencias.

Desde hace mucho tiempo soy, con razón y sin razón,
el blanco de tantos y tantos y esto
porque fui frágil en algunos momentos de mi vida:
Lo fui en lo personal
en lo literario.
Mi poesía no fue siempre buena y no muy pocos tienen razón.
Parte de mi paisaje poético pudo ser visto quizás
como una plataforma política y por qué no?
Pero aún allí,
se notaba el triunfo de mi poesía para disgusto de mis detractores
políticos y
intelectuales ignorantes a las urgencias del Pueblo.

Pablo Neruda no es una poesía sola,
no es tampoco un poema elaborado y largo
ni un libro solo: son todos mis libros. Son todos mis esfuerzos
que un buen día de 1971 un rey de Suecia los reconoció
otorgándome tanto dinero y una medalla de gran prestigio
por lo que había hecho con el lenguaje de Cervantes. Honor para
Latín América y España.

No puedo tampoco ignorar mis litigios literarios con otros grandes poetas de mi país
como Pablo de Rocka y Vicente Huidobro.
Tal vez, ellos, no me perdonaran nunca mi pedantería, mi gordura, o mis ideas diferentes.

Hubo, justo es que lo diga, también ocasiones en que no fui muy correcto
con algunas de mis tres esposas.
Traicioné a Delia del Carril en Capri
para caerle como una bala a Matilde Urrutia.
Por suerte Matilde aceptó a que la amase con mis pecados. La quise tanto.

Tuve una hija mongoloide con una esposa holandesa
y un triste día de mi vida
tuve
que dejarlas sola. Casi a su suerte, en algún lugar
fronterizo entre España y Francia.
Eran horas muy difíciles para Europa. Para mí. Para Chile,
Para España, para la humanidad.

'Cachetón'
es una expresión muy chilena
para referirse a aquellos que hacen alarde
de lo que han visto y de lo que poseen.
Yo siempre hice gran pompa porque viajé tanto y conocí tanto.
Fui amigo del mundo.
Poseí muchas cosas y de esto también se me acusa.
Pero,
¿por qué no tendría que poseerlas?

Pero en esta historia,
dónde de todo hay
No hay que olvidar el contexto
en que se desenvuelve
mi vida personal : algo excepcional,
en la vida de cualquier chileno o chilena.
Creo que hay que detenerse a pensar y estudiar la historia de Chile y de América para evaluar,
al claro de luna, lo que fui y lo que no fui dentro de este cuento.
Hay que tener presente también
las cosas que fui capaz de hacer con mi poesía, mi personalidad,
mis convicciones, mi ideología y mi amor por Chile.
El Chile de los pobres claro.

 

© Carlos Arredondo 2007