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Y es aquí en estas pocas palabras donde trato con mentiras o con verdades algo de mi espíritu por esta tierra Yo
no soy escocés. Yo no soy escocés. Todos lo saben. Sin embargo, tengo razones para hacerlo. Primero, me suena linda la palabra Escocia en mi propio idioma. Tiendo a pensar en algo muy rico, algo bueno, dulce y femenino: un caramelo fino o un perfume pintado de azul. Segundo, sufro la aparente timidez, como la de un escocés, que por ser cortés no acostumbra a declarar sus sentimientos. Tercero, necesito como el aire los respiros, los suspiros y los lamentos de las gaitas. Cuarto, porque me gustaría llamarme hamish, Ian, o Sean Quinto, para recrear la vista de lo que me parece insólito: un chistoso a la Billy Connolly. Sexto, Yo quiero ser escocés para mis amigos John y Annette Séptimo, no aguanto si los ingleses nos ganan en el fútbol. Por ultimo, para estar más a gusto entre los pintorescos paisajes escoceses.
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©
Carlos Arredondo 2007
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