Destabilizando
el pensamiento con un
¿qué? de todo
Edinburgh 20/06/05
No
creo que los hombres modernos
estén de acuerdo con usted.
En lo que va de este año,
dice Ernesto Sabato,
miles de niños habrán muerto de hambre.
Por lo tanto,
dice el escritor,
Dios no existe.
No
es atendible
si usted nos propone
reventarnos
solo
para saber si la pena vale
que se nos arranque,
desde Africa,
nuestros colmillos y
las narices.
No
creo que los hombres modernos
se identifiquen con usted.
Las
buenas intenciones, ya me dirá,
no brillan en los costosos lentes fotográficos
de los países ricos.
Si
a usted se refiere este cuento
entonces,
haga su maleta bien hecha y márchese:
desaparezca, destierrese, hágase humo.
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